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Cuidemos la creación

El 1º de septiembre se ha celebrado la VIII Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, instituida por el Papa Francisco en el año 2015. Con ella se ha dado inicio al denominado “Tiempo de la Creación”, que como cada año concluirá el 4 de octubre, día en que la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Francisco de Asís. Como recuerda el Papa en su mensaje para esta jornada, el “Tiempo de la Creación” es un período ecuménico, es decir en el que todos los cristianos, no sólo los católicos, estamos llamados a rezar y reflexionar sobre la importancia de cuidar la creación, nuestra “casa común”, ante el cada vez mayor peligro de ser víctimas de una “catástrofe ecológica” que fue ya anunciada por el Papa san Pablo VI en su discurso por el 25º aniversario de la FAO (16.XI.1970). Sobre este peligro igualmente nos alertaron san Juan Pablo II, entre otras ocasiones en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del año 1990, y también varias veces el Papa Benedicto XVI que nos exhortó a promover una “ecología humana integral”.

En consonancia con sus predecesores, en su mensaje para la jornada de este año el Papa Francisco nos invita a recordar que toda la creación ha sido hecha por Dios y que Él nos la ha entregado para nuestro provecho pero también para que la cuidemos y, a su vez, la entreguemos a la siguiente generación. Desgraciadamente – nos dice el Papa – los excesos consumistas propios de un “antropocentrismo despótico” y una cultura materialista dominada por “intereses económicos depredadores” vienen ocasionando la extinción de numerosas especies animales y recursos naturales, así como la crisis climática que se manifiesta en sequías, inundaciones, olas de calor, incendios forestales, desertificación y otros fenómenos que nos afectan a todos pero sobre todo a los más pobres y a las comunidades nativas cuyos territorios ancestrales están siendo invadidos y devastados. Esto lo vemos también en nuestro Perú, no sólo por culpa de algunas empresas extractivas que no respetan los límites de la naturaleza, sino en mayor medida por la minería y la tala ilegales, así como por los cultivos destinados al narcotráfico, que cada vez se extienden más.

Ante esta realidad y como ya lo hizo en su encíclica Laudato si’, Francisco nos dice que «vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa y no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana». Por ello, nos exhorta a «convertir los modelos de consumo y producción, así como los estilos de vida, en una dirección más respetuosa con la creación y con el desarrollo humano integral de todos los pueblos presentes y futuros». En síntesis, el cuidado de la creación y la conservación del medio ambiente son tareas que nos corresponden a todos. Por eso, los invito a aprovechar este “Tiempo de la Creación” para comenzar a poner en práctica acciones concretas como, por ejemplo, evitar el uso innecesario de plástico o papel, no desperdiciar el agua ni los alimentos, evitar tener las luces encendidas de modo innecesario, etc. Como dice el Papa Francisco, cada una de estas acciones «puede ser un acto de amor que exprese nuestra propia dignidad» (LS, 211).

+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa